martes, 3 de febrero de 2009

EL NACIONAL · LUNES 02 DE FEBRERO DE 2009 · ESCENAS/3El foro del lunes JULIETA GONZÁLEZ















Una venezolana en las filas de Tate Gallery de Londres


"Se perdió la oportunidad de poner los museos del país al día"


Desde enero de 2009, la ex curadora del Museo de Bellas Artes de Caracas trabaja para enriquecer una de las mejores colecciones artísticas que se atesoran fuera del continente. "No me interesan los guetos, ni las visiones regionalistas, mucho menos los estereotipos", aseguraCAROLINA LEDEZMANUEVA YORKJulieta González es una figura que muchos recuerdan en la escena artística nacional. Su labor curatorial en el Museo de Bellas Artes de Caracas y en el Museo Alejandro Otero marcó uno de los mejores momentos del arte contemporáneo en Venezuela. Su partida por desavenencias con la política cultural del actual gobierno dejó un vacío en el ámbito local, mas no en el internacional. En enero 2009 asumió el reto de ser curadora asociada de arte latinoamericano de Tate Modern Art Gallery de Londres. Fuera de las fronteras nacionales, esta profesional se abrió espacio en un mundo que como ella dice está derribando hegemonías para abrigar el arte de las periferias. —¿Cuáles serán sus responsabilidades como curadora asociada de arte latinoamericano de Tate?—Mi responsabilidad en Tate será la de asesorar la colección de arte latinoamericano que tiene direcciones bastante claras y definidas. La idea es que viva en América Latina y no en Londres, para poder investigar y estar más al corriente de lo que sucede en el continente. —El Tate es uno de los cuatro museos internacionales con la mejor colección de arte latinoamericano del mundo. —El hecho de que tres grandes museos fuera de América Latina hayan decidido representar al arte latinoamericano en sus colecciones es, sin duda, importante y sintomático de la disolución de los centros hegemónicos en un mundo globalizado y abierto al arte de las periferias. —¿Cuándo se inicia esa apertura?—A partir de los años noventa, varios académicos, curadores y artistas como Mari Carmen Ramírez y Luis Camnitzer, entre otros, han impulsado una reevaluación crítica del arte latinoamericano, ya no como fenómeno aislado sino como un arte que puede inscribirse dentro del contexto más amplio internacional. Ha sido un cambio de los criterios valorativos formalistas y reductivos hacia categorías más representativas de las especificidades sociales, políticas, económicas y culturales que informan la producción artística. Precisamente estos criterios son los que han sido tomados en cuenta para la formación o enriquecimiento de colecciones como las de Houston, Nueva York, Londres y Austin. —¿Qué oportunidades se le presentan para enriquecer esta colección?—La oportunidad es reevaluar críticamente la producción actual y de los últimos cuarenta años y contextualizarla dentro de un ámbito más amplio que el latinoamericano. En Tate, por ser una colección de reciente formación, hay momentos históricos ausentes dentro de la misma que habrá que llenar, pero pensando siempre en que es una colección que se hace en el presente y que desde la actualidad mira hacia el pasado. —¿De qué manera relaciona su visión con la de otros curadores como Luis Pérez Oramas y Mari Carmen Ramírez?—Comparto muchas de sus aproximaciones sobre el arte latinoamericano, sobre todo el enfoque histórico basado en un análisis profundo de las circunstancias políticas, sociales, económicas y culturales en las que se produjo ese arte. La lectura del libro de Pérez Oramas, La cocina de Jurassic Park y otros ensayos visuales, me abrió los ojos a una mirada totalmente distinta sobre el arte de mi país. Con Mari Carmen Ramírez comparto su compromiso con el conceptualismo en América Latina. —¿Qué aspectos del arte contemporáneo le interesa investigar y mostrar?—Hay ciertos temas que me interesan más: la capacidad alegórica de la fotografía y su papel en el arte de la posmodernidad; la ciudad y las dinámicas urbanas; la utopía; el museo y sus modos de representación; la mirada etnográfica. —¿Cuáles son las oportunidades y campos inexplorados que ha identificado para el arte de Latinoamérica?—En cuanto al arte latinoamericano, una cosa es verlo monolíticamente como una construcción aislada y conformando una colección, y otra es exhibirlo. Con respecto a lo segundo me interesa una visión más plural, que contextualice el arte latinoamericano más allá de sus fronteras geográficas. No me interesan los guetos, ni las visiones regionalistas, mucho menos los estereotipos. —¿Cuál es su lectura como profesional latinoamericana?—Siendo latinoamericana también me interesa participar en la producción de un discurso sobre nuestro arte desde América Latina, y no esperar a que lo haga desde afuera alguien que no entienda a fondo las particularidades y complejidades culturales de nuestro continente como lo puede hacer un latinoamericano. —Su labor curatorial ha sido fundamental para artistas que tienen un discurso con raíces locales, pero que se puede también entender internacionalmente. —Yo creo que muchos de los artistas latinoamericanos de mi generación se mueven perfectamente entre lo local y lo global. Es un signo de los tiempos.

—Mucho se hablado del arte cinético latinoamericano en los últimos años, ¿qué oportunidades identifica para otros movimientos como arte conceptual de la región y otras tendencias más contemporáneas?—El conceptualismo latinoamericano es un área relativamente inexplorada e importantísima en cuanto ha informado de manera significativa el arte que se produce hoy. En Venezuela, por ejemplo, se ha dado una tendencia muy interesante entre los artistas de mi generación quienes recurren a estrategias conceptuales para articular una crítica de nuestra modernidad. Hablo de Alessandro Balteo, Alexander Apóstol, Juan Araujo y Mauricio Lupini, entre otros, que han dedicado sus trabajos de los últimos años a reflexionar sobre este tema. —¿Cómo la labor curatorial en Puerto Rico se engrana con su pasado en el Museo de Bellas Artes de Caracas y sus curadurías como Insite San Diego (2005) y Peripheries become the center (2003)?—Desde que estuve en el Whitney Program tuve siempre la idea de trabajar con colecciones, de museo claro está, y cómo éstas constituían una suerte de índice de cierta idiosincrasia, de una identidad, de procesos de desarrollo socioeconómico, políticos, culturales. Fue el trabajo que comencé a hacer en Caracas cuando regresé en 1999. Los proyectos que hice para Insite y la bienal de Praga participan de esas mismas estrategias e intereses. —¿Por qué entonces su ida de Venezuela?—Me habría gustado mucho poder seguir el trabajo que comencé en Caracas y que ahora continuaré desde Tate , el cual se vio truncado de manera abrupta por la desgracia que ocurre actualmente en el país y se extiende a sus instituciones culturales. —Su visión negativa de la política cultural ha levantado críticas en el gobierno actual. —Cuando uno ve los museos en México, Argentina, Brasil, y Lima asumir ese rigor curatorial en sus programaciones expositivas y en la consolidación de sus colecciones, da vergüenza lo que está pasando en Venezuela. Tanto dinero despilfarrado en misiones que no son más que un frente para la corrupción desatada que corroe al país. Creo que Venezuela perdió una oportunidad única de poner a sus museos al día. Estamos viviendo en carne propia la pesadilla del estereotipo de la república bananera. Hoy más que nunca es evidente que esa modernidad no fue más que un espejismo. —————
Curadora activaJulieta González se formó como curadora independiente en Europa, Estados Unidos y Venezuela, tras participar en el programa curatorial del Whitney Museum de Nueva York en 1997-1998. Durante cinco años estuvo al frente de la colección Berezdivin y Espacio 1414 en Puerto Rico. Ha organizado exposiciones para las bienales de Lyon (2007), Praga (2003) y del Caribe (2003). Hoy, además, es parte del equipo de curadores de la Trienal PoliGráfica de San Juan que se celebrará en abril. Será la segunda curadora asociada de Tate, cuya colección latinoamericana es una de las cuatro mejores que hay fuera de la región (MOMA de Nueva York, Blanton Museum de Austin y el Museum of Fine Arts de Houston son las otras). Fuente: El Nacional. Caracas, Venezuela.

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