domingo, 21 de diciembre de 2008

Tres versiones del 64 Salón Arturo Michelena



por Hidalfe Medina, El Carabobeño dic. 21 2008

En la gráfica : Francisco Bugallo, Wladimir Zabaleta, Felipe Herrera, Régulo Pérez, José Páez del Nogal y Rafael Martínez, ganadores del Premio Michelena en El Carabobeño.
(Foto Clemente Espinoza)
64 Bienal Salón Arturo Michelena, el Salón Usurpador y el Gran Salón Miche... Elena. El primero: el legítimo, el original, el que nos preocupa hoy. El segundo: el usurpado. El tercero: el irónico. Los dos últimos son consecuencia del primero y es en éste, donde hay que revisar profundamente sus bases y lineamientos, que, en sesenta y cuatro años, se había mantenido inamovibles hasta hoy, cuando no sólo lo despojan de su espacio, sino también del nombre que lo inmortalizó: Don Arturo Michelena. Este salón negado a morir, que dobló y pasó los treinta años de existencia del Salón Oficial de Arte Venezolano (1940) y siendo de provincia éste y de la capital el oficial, con figuras relevantes en su apoyo y difusión como Miguel Otero Silva, Miguel Arroyo, Carlos Otero y otros, que tenían peso en las políticas culturales de estado, no fueron suficientes para que en 1969 se realizara su última edición. Doce años antes (1957) comenzaron las grandes preguntas sobre cómo los salones continúan su historia al margen de los grandes cambios que surgen en la sociedad y, por consiguiente, en el Arte, y una de las tantas interrogantes que atañen a la situación de los salones, está relacionada siempre con los jurados y curadores. La polémica Otero-Otero en el 57, sobre Figuración y Abstracción, no era más que el cuestionamiento a los jurados sobre su tardía comprensión a las nuevas corrientes artísticas que estaban explorando los artistas en el mundo y en nuestro país. Ya los disidentes, para los años 50, desde París dieron inicio a un debate sobre cómo se entendía el Arte desde Europa y cómo desde Venezuela. El agotamiento, por tantas controversias, puso fin al salón y con él la historia del Arte Venezolano se enriqueció. Actualmente en la Bienal de Sao Paulo, hay un gran salón en blanco, sin participantes, que invita sólo a la reflexión. Historia inquebrantable El Salón Michelena, que había sido inaugurado en Valencia tres años después que el anterior, reemplaza en su convocatoria, una vez cerrado el Salón Oficial, a todos los artistas a nivel nacional hasta la fecha. Su historia fue inquebrantable hasta el 18 de junio de 2007, cuando ocurrió la toma. Entre las consecuencias: un salón dividido, en cuanto a posiciones, no en su identidad ni en su legitimidad. Las circunstancias no impidieron su realización y se centró su atención en la recolección de fondos para su defensa y ejecución. A pesar de la situación tan delicada que atraviesa, no se consideró la importancia de la estrategia para convocar a los artistas y seleccionar el jurado, que no quiere decir que sean malo, pero sí desconocidos algunos y por algunos, de las generaciones relevantes de la modernidad. La convocatoria ha podido ser más amplia y reveladora de los nuevos lenguajes de la contemporaneidad. El jurado premió como seleccionó, con criterios modernos, a los dos premios más importantes: el Michelena, al artista Felipe Herrera, que debió ganar ese premio hace treinta años atrás y el Pérez Mujica, lo gana Bárcenas, contemporáneo de Herrera. Otro de los premios fue Páez del Nogal, premio Michelena, con dibujo, en 1989. Tres iconos de la modernidad. La participación fue una muestra de solidaridad con el Ateneo y un respaldo al salón más antiguo del país. Hay una variada concurrencia en la selección, de poco peso en los discursos. La ironía como arte El irónico Salón Bienal Miche-Elena, se celebró en un espacio alternativo, fuera del circuito cultural: C.C. la Primera Parada, en la Av. Lara. Concebido por Domingo De Lucía y Edmundo Vargas. Patrocinado por la Fundación ArtQuimia y el C.C. donde se hizo el evento. Invitados: artistas, investigadores y curadores. De doce participantes asistieron al Foro cinco: Domingo De Lucía, Félix Suazo, Gerardo Zavarce, José Luis Omaña, y quien escribe. Juan C. Rodríguez envió un video, el resto se comprometió en enviar sus ponencias, que contribuirán al debate. La asistencia de los convocados, fue escasísima. Especulando sobre ello, hubo dos factores que quizá impidieron la llegada: la ubicación del lugar y el poco interés que existe por el debate. Pensar no es cómodo, eso implica compromiso y responsabilidad en las ideas. Sin embargo, con los pocos que asistimos pudimos recoger de los ponentes y de los participantes información sobre los problemas que hoy en día enfrenta un salón, y si está usurpado, peor aún. Domingo considera que lo que hicimos fue una obra y que no debe tener explicación, llegó hasta allí. Félix Suazo, disertó sobre el sitio elegido para el proyecto: “fuera de los recintos culturales convencionales, supone, una manera de repensar el problema de los salones desde otro contexto y con una perspectiva distinta, escrutando su significado público y no sólo las implicaciones que tiene para los agentes del campo del arte”. José Luis Omaña, con el título: “Juste Milieu......el miche de Elena” nos narra una historia poética e irónica sobre los recorridos de Michelena, que no escapan de la actual situación. Gerardo Zavarce: siempre atento de lo que se dijo para resumirlo en su artículo “El doble Michelena deja más preguntas que respuestas” en El Nacional, sábado 22 de noviembre de 2008. Pág. 10. Quien escribe seleccionó material hemerográfico sobre el salón de diferentes años, donde desde sus títulos, se hacen muchas preguntas, que nunca han tenido respuestas, y por eso creemos que convocar para deliberar sobre los problemas que nos aquejan fue una buena oportunidad de sacar propuestas que contribuyan en rendimientos valorativos, tanto para los artistas, el público en general y los organizadores de estos salones. Al final, la discusión se centró en la relación del artista con la dinámica de las bienales y salones, la valoración del salón y los vínculos de éste con el entorno social, económico y político. Quedaron pendientes preguntas como ¿Salones agotados consecuencias de qué? de sus inalterables lineamientos y escasa repercusión, donde la participación queda en el vacío? - ¿Cuáles son sus políticas de selección?,- ¿Hacia dónde avanzan?, -¿Qué estrategias utilizan para seleccionar los jurados, los jurados para seleccionar las obras?,- ¿Por qué el apoyo obvia la parafernalia?,- ¿Por qué no tienen trabajos de promoción durante y después del salón?, -¿por qué se han convertido en almacén de colecciones, de las que se despreocupan a la hora de investigarlas, estudiarlas y promocionarlas en el ámbito donde surgieron?. Los videos grabados sobre las disertaciones los encontrarán en el blog http://lamiradadelotroaqui.blogspot.com/ que administra la artista Eddy Chacón.
El salón usurpador
Se apropiaron de espacios, del nombre y de la edición. No tuvieron problemas económicos para la publicidad, convocatoria, montaje y premios, porque, supuestamente, todo se los concedió el gobernador saliente. El jurado lo integraron reconocidas personas del medio cultural de siempre, desde donde tuvieron la oportunidad de gerencial altos cargos. A pesar de la inclusión, fue restringida la selección y, con todo y ello, la calidad deja entrever las contradicciones que tendrían que enfrentar estos jurados, en admitir obras que están distanciadas de criterios valorativos para su aceptación. Si la idea de la usurpación, era sólo por demostrar poder y fuerzas correlativas con el gobierno, lo lograron, pero no superaron la inclusión como vía para la educación, puesto que allí lo que hay es una gran confusión, que no lleva para ningún lado la premisa de incluir para mejorar nuestras dudas. Desasistido de información didáctica que, por lo menos, puedan diferenciar las técnicas utilizadas en los trabajos allí expuestos. Allí no se sabe qué es pintura, grabado, nuevos medios, porque nada identifica. Están participando escasos artistas conocidos, por lo menos dos enviaron a las dos muestras. Hay noveles creadores que comienzan a buscar el reconocimiento y la confrontación en espacios de reconocida trayectoria como lo ha sido este salón, (el auténtico), con la interrogante que será la historia quien se encargue de cantar y decantar en esta confusa situación, y la historia es implacable. La verdad que, en ambos, los aportes se miden más para la solidaridad y por lo que dijo Roldán Esteva-Grilet: prefieren “mantenerse al margen de la diatriba política”. No hay planteamientos renovados que nos ubiquen en el tiempo y el espacio actual.
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